Desde que mis hijos estaban en sus primeros años escolares, en mi corazón había una inquietud muy grande. Sabía que no podía detener el pasar de los años, mis hijos crecerían e irían a la Preparatoria y después a la Universidad. Me preocupaba mucho perder el control de mis hijos.

Recuerdo que en aquel entonces asistía a un estudio bíblico para mujeres en mi Iglesia. Al terminar cada clase preguntaban si alguien tenía alguna “petición en oración”. Yo era siempre la primera en levantar mi mano y pedir oración por mis hijos.

Como madre oraba por mis hijos, pero mis oraciones no tenían orden ni disciplina. No tomaba un tiempo determinado; siempre oraba de prisa. Yo no sabía cómo hacerlo, pero el Señor sí sabía ya de esta necesidad tan grande.

Fue entonces cuando una hermosa mañana de primavera el Señor tenía ya todo preparado para entregarme, no solo uno, sino dos manuales de la oración, uno en Inglés y otro en español. Fueron ellos dos mujeres de oración: Majorie Perlmutter y Cindy Jones. El Señor las trajo a mi vida y yo siempre estaré ¡agradecida al Señor! por usarlas a ellas.

Después de 20 años, de rodillas y en ayuno en un Ministerio de Oración con Madres, y persistiendo en la oración, el Señor me fue preparando para una nueva necesidad que Él pondría en mi corazón. Mientras asistía al Seminario Colegio de Estudios Bíblicos (en Houston) me preparé en el Ministerio de la Oración y me gradué con el Diploma de Asociado. Mi determinación me ayudo a enfocarme a seguir y persistir en la oración. Fue entonces cuando el Señor me llamó para compartir con otras mujeres Hispanas con la misma inquietud que yo tenía y así entregárselas a Él en oración, porque grandes frutos veremos si persistimos en la oración.

¡Que la gloria sea para siempre al Dios todo poderoso!